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Hablamos de buscar a un actor que representara el papel. En Luna no hay actores
profesionales, pero entre los aficionados de los Luna Civic Players y del Novy Bolshoi
Teatre hay algunos muy buenos.
- No - dijo el profesor -. Aparte de la dificultad de encontrar a un actor que encajara en
el personaje, y que no decidiera convertirse en Napoleón, no podemos esperar. Adam
tiene que empezar a manejar las cosas no más tarde de mañana por la mañana.
- En tal caso - dije -, tendremos que utilizar a Mike y no hacerle aparecer por video.
Solamente por radio. Tendremos que inventar algún pretexto, pero Adam no puede
presentarse en público.
- Lamentándolo mucho, estoy de acuerdo - dijo el profesor.
- Man, mi primer amigo - dijo Mike -, ¿por qué dices que no puedo presentarme en
público?
- ¿Acaso no lo has oído? - dije -. Mike, tenemos que mostrar un rostro y un cuerpo por
video. Tú tienes un cuerpo... de varias toneladas de metal. Y no tienes un rostro...
afortunadamente para ti, que así no tienes que afeitarte.
- ¿Hay algo que me impida mostrar un rostro, Man? En este momento estoy emitiendo
una voz. Pero detrás de ella no hay ningún sonido. Puedo solucionar igualmente lo del
rostro.
La cosa nos cogió tan de sorpresa que nos quedamos sin habla. Contemplé la pantalla
de video, instalada cuando alquilamos la habitación. Una vibración es una vibración.
Electrones persiguiéndose unos a otros. Para Mike, el mundo entero eran series variables
de vibraciones eléctricas, enviadas o recibidas o persiguiéndose alrededor de sus
circuitos.
- No, Mike - dije.
- ¿Por qué no, Man?
- ¡Porque no puedes! Manejas la voz maravillosamente. Pero eso sólo requiere unos
cuantos millares de decisiones por segundo, un ritmo relativamente lento para ti. Pero
construir una imagen por video requeriría... hum... unos diez millones de decisiones por
segundo. Un ritmo inconcebible, incluso para ti.
- ¿Quieres apostar algo, Man? - inquirió tranquilamente Mike.
- ¡Si Mike dice que puede hacerlo, puede hacerlo! - intervino Wyoh en tono indignado -
Mannie, no deberías hablar de ese modo... (Wyoh cree que un electrón es algo del
tamaño y la forma de un pequeño guisante).
- Mike - dije lentamente -, no quiero apostar nada. Pero, si quieres intentarlo, adelante.
¿Tengo que conectar el video?
- Puedo conectarlo yo - respondió.
- ¿Seguro que acertarás con el aparato de esta habitación? No me gustaría que
apareciera el espectáculo en alguna otra parte...
- No soy tan idiota, Man. - replicó Mike secamente -. Ahora, me permitiréis que me
tome el tiempo necesario, ya que admito que esto es lo más difícil que he hecho hasta el
momento.
Esperamos en silencio. Luego, la pantalla mostró un gris neutro, con indicios de líneas
de exploración. Volvió a ennegrecerse, y después una leve claridad llenó el centro y se
congeló en zonas nebulosas, claras y obscuras, elipsoides. No era un rostro, sino la
sugerencia de un rostro que se ve en las nubes que cubren Tierra.
Se aclaró un poco y me acordé de las fotografías que pretenden ser de ectoplasmas. El
fantasma de un rostro.
Súbitamente se afirmó y vi a «Adam Selene».
Era un retrato fijo de un hombre maduro. No había ningún fondo, sólo un rostro como
recortado de un periódico o una revista. Pero era, para mí, «Adam Selene». No podía ser
nadie más.
Luego sonrió, moviendo los labios y la mandíbula en un gesto muy rápido... y yo me
asusté.
- ¿Qué aspecto tengo? - inquirió.
- Adam - dijo Wyoh -, tus cabellos no son tan rizados. Y tendrías que echarlos hacia
atrás a ambos lados de la frente. Así parece que lleves un bisoñé, querido.
Mike corrigió aquello.
- ¿Está mejor así?
- No del todo... Y, ¿dónde están tus hoyuelos? Al oírte reír, estaba segura de que
tenías hoyuelos. Como el profesor.
Mike Adam volvió a sonreír: esta vez tenía hoyuelos.
- ¿Cómo debería ir vestido, Wyoh?
- ¿Estás en tu oficina?
- Estoy aún en la oficina. Esta noche no puedo moverme de aquí.
Detrás de Adam apareció un fondo gris, que paulatinamente adquirió enfoque y color.
Un calendario de pared indicaba la fecha, martes, 19 de mayo de 2076; un reloj señalaba
la hora exacta. Cerca de su codo había un vaso de papel lleno de café. Sobre el
escritorio, un marco con una fotografía, un grupo familiar, dos hombres, una mujer, cuatro
niños. Se oía un ruido de fondo, el apagado rugido de la Plaza de la Antigua Cúpula más
fuerte que de costumbre; oí gritos y, a lo lejos, alguien que cantaba la versión de Simon
de «La Marsellesa».
De la pantalla surgió la voz de Ginwallah, diciendo:
- ¿Gospodin?
Adam se volvió en dirección a la voz.
- Estoy ocupado, Albert - dijo pacientemente -. No puedo atender a ninguna llamada
que no proceda de la célula B. Encárgate de todo lo demás. - Se volvió hacia nosotros -.
¿Bien, Wyoh? ¿Alguna sugerencia? ¿Profesor? ¿Man, mi amigo incrédulo?
Me froté los ojos.
- Mike, ¿sabes cocinar?
- Desde luego. Pero nunca lo hago; estoy casado.
- Adam - dijo Wyoh -, ¿cómo puedes tener un aspecto tan pulcro después del día que
hemos pasado?
- No dejo que las cosas sin importancia me preocupen. - Miró al profesor -. Profesor, si
la imagen es correcta, pasemos a hablar de lo que diré mañana. Puedo hablar en el
noticiario de las ocho. Lo anunciaremos durante toda la noche, y transmitiremos la
consigna a las células.
Hablamos durante el resto de la noche. Envié a buscar café dos veces, y Mike-Adam
recibió otros dos vasos. Cuando encargué emparedados, él le pidió a Ginwallah que le
trajera algunos. Vi fugazmente a Albert Ginwallah de perfil. Un babu típico, cortés y
levemene desdeñoso. Hasta entonces no había sabido qué aspecto tenía. Mike comía
mientras comíamos nosotros, hablando a veces con la boca llena.
Cuando le interrogué (interés profesional), Mike me dijo que después de construir la [ Pobierz caÅ‚ość w formacie PDF ]

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